miércoles, 7 de enero de 2015

Los pobres van rápido a la cárcel, incluso por delitos menores

Cuando Sara González (29 años) encontró en la calle en Valencia una cartera extraviada con tarjetas bancarias, su prioridad no fue buscar al propietario, sino usarlas para saciar la ansiedad que le producían la anorexia y la bulimia. 

Con esos documentos obtuvo móviles de compañías telefónicas que vendió para conseguir dinero y comer compulsivamente a escondidas de su familia. Ahora, cinco años después, tras haber pagado las indemnizaciones, curada ya de su enfermedad y con dos hijas menores a su cargo (una de ellas una bebé de dos meses).

Sara tendrá que cumplir una pena de seis meses de prisión por no pagar a tiempo la multa de 1.440 euros por la que se le conmutó la pena. Si no le conceden el indulto para el que recoge firmas a través de Internet, la joven irá a la cárcel.

elpaís

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