La entrada al monumento, declarado patrimonio mundial por la Unesco en 1984, solo dice: “El cabildo catedralicio le da la bienvenida a esta Santa Iglesia Catedral”.
Por 30 euros —menos de lo cuestan cuatro entradas—, y sin pagar impuestos, la diócesis de Córdoba inmatriculó en 2006 la mezquita-catedral, es decir, la inscribió a su nombre en el Registro de la Propiedad.
Por 30 euros —menos de lo cuestan cuatro entradas—, y sin pagar impuestos, la diócesis de Córdoba inmatriculó en 2006 la mezquita-catedral, es decir, la inscribió a su nombre en el Registro de la Propiedad.
La plataforma ciudadana que batalla por que el monumento vuelva a ser un bien público —Change.org dice haber recibido 386.254 firmas pidiéndolo— asegura que el obispado está llevando desde entonces una progresiva colonización de la parte musulmana. “La han llenado de simbología católica: junto al muro del mihrab, el espacio más importante, al que se dirige la oración, han colocado una enorme figura de San Juan de Ávila; han llevado allí dos belenes navideños y una exposición con esculturas de santos y vírgenes”, se queja Antonio Manuel Rodríguez, profesor de Derecho Civil y miembro de la plataforma.
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