martes, 30 de diciembre de 2014

El cambio en Europa pasa por Atenas

Hartos Estamos de sentir por los pasillo de Bruselas que Grecia será fulminantemente devorada por los mercados financieros en caso de victoria de Syriza, y que esto puede tener un efecto dominó en el resto de Europa. Algunos incluso se escandalizan por el efecto que pueda tener en España.

Esto no será así. Esta misma semana se han producido ventas de bonos e inversiones extranjeras en Grecia ante la perspectiva de que Syriza exija nuevas condiciones y esto no ha tenido traducción en la periferia, entre otras cosas porque el foco ahora no es sólo Grecia, sino también la perspectiva del inicio por parte del BCE de un programa de expansión cuantitativa y porque después de la famosa frase de Draghi que haría "todo lo que fuera necesario" para salvar el Euro, se acabó la crisis de la prima de riesgo .

Con este nuevo escenario, completamente diferente al de 2012, es absolutamente plausible que un nuevo gobierno griego pueda plantear una renegociación de los términos del rescate sin ser automáticamente expulsado del Euro ni entrar en bancarrota.

A pesar de ello, ya está en marcha la campaña de miedo contra la posible vitoria de Alexis
Tsipras, campaña en la que se ha añadido vergonzosamente la nueva Comisión Europea, que envió al comisario Moscovici de urgencia en Atenas hace poco días a hacer campaña directamente en favor de Samaras afirmando lo siguiente:

"La eurozona implica obligaciones, obligaciones mutuas. Cuando uno tiene una deuda, esta deuda debe ser reembolsado. La idea de no reembolsar la deuda es, desde mi punto de vista, suicida, con riesgo de bancarrota. Esto no lo digo contra Syriza, lo digo como constatación de la realidad ".

Así ha terminado el Gobierno Hollande, que ha pasado de prometer contestar el marco macroeconómico europeo a colocar su Ministro de Finanzas en Bruselas para que actúe de abogado de la Troika ante los griegos. Esta declaración de la Comisión Europea es un ataque en toda regla contra Syriza que es del todo inaceptable en un continente que se llama democrático.

Todo ello son afirmaciones alejadas de la realidad, porque aunque les duela a algunos, el programa que defiende Tsipras en estos momentos para Grecia es el único que responde a algo muy básica: el sentido común. Que el Comisario de Economía diga que no se puede reestructurar la deuda es ahistórico y económicamente aberrante. Más aún cuando la propia Comisión Europea auspició anteriores reestructuraciones en 2012, quita incluida.

No, Tsipras no pretende la salida de Grecia del Euro. No aboga por un impago unilateral de la deuda, como pretende sugerir Moscovici. Tsipras aboga por renegociar la deuda con los acreedores e impulsar la inversión. Algo tan elemental en un país hundido durante años en la recesión, en que la deuda no ha dejado de aumentar desde el inicio del rescate de la Troika. Una deuda que ya ha alcanzado el 180% del PIB y que no es sostenible en los términos impuestos por el memorando. Es un secreto a voces que este nivel de deuda no será devuelto pero nadie quiere ser el primero de decirlo.

El problema de admitir el cambio que supone Syriza es el de asumir el fracaso de las políticas impulsadas en los últimos años. Un giro en Grecia dejaría en evidencia el hasta ahora infranqueable muro austeritari europeo. Después de tanto sufrimiento lo único que el Gobierno Samaras y la Troika han podido mostrar como victoria es un paupérrimo superávit primario en las cuentas públicas griegas de 1,5% este año. Y evidentemente sin contar los intereses de la deuda esta cifra no sirve para nada.

La vitoria de Syriza no sólo puede formatear el programa de la Troika a Grecia, también volverá la esperanza de otro futuro a la ciudadanía griega después de más de 6 años de recesión, al ver su producto interior bruto disminuyó un 25% y al lanzar pensionistas y jubilados a la pobreza por los ajustes impuestos por la Troika.

En esta elección la izquierda europea se juega mucho. Nos jugamos mucho. Tras el fiasco del gobierno Hollande, la alternativa al búnker austericida europeo puede venir por Atenas, de la mano de Tsipras. Su elección puede suponer un punto de ruptura con el que se ha hecho hasta ahora, supondría un paso trascendental para rearmar la izquierda en Europa. A nosotros, en ICV y al resto de fuerzas de izquierdas en Europa nos tocará al Parlamento Europeo armar un bloque que acompañe esta ruptura y le dé apoyo político. El inicio del giro europeo se juega en las próximas semanas en Atenas.
Suerte, Alexis.


ERNEST URTASUN
Eurodiputat d'Iniciativa per Catalunya Verds (ICV)

leído en elperiodico.cat

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