miércoles, 24 de diciembre de 2014

Fabra necesitó dos meses de fontanería para conseguir la dimisión de Sonia Castedo

Castedo y el alcaldable Valor
Han sido necesarias varias reuniones físicas y muchas conversaciones telefónicas

El principal objetivo de Fabra era conseguir su renuncia de todos sus cargos

También que no rompiese con el PP y creara otra fuerza política de cara a elecciones

Por último, se centró en conseguir que dejasen paso al concejal más veterano, Valor


El objetivo de Fabra en la desactivación de la correosa alcaldesa eratriple, por un lado conseguir su renuncia de todos sus cargos(incluyendo el acta de concejal), por otro lograr que no rompiese con el PP y crease otra fuerza política de cara a los comicios de 2015 y en tercer lugar debía convencer a los seis concejales que precedían a Miguel Valor en el orden de la lista municipal para que dejasen paso al más veterano del equipo de gobierno local, que será quien asuma la vara de mando hasta las elecciones municipales .

 Mantener al grupo unido y descabezado no era fácil, tras haber anunciado la alcaldesa la posibilidad de crear un partido local con ediles conscientes de que pocos tendrán posibilidad de repetir tras haber aprobado todos los años unas cuentas que seguían beneficiando al constructor de forma sistemática.

La operación se inició con las declaraciones públicas del presidente valenciano el 18 de octubre en las que anunció que Castedo no encabezaría la lista municipal para los próximos comicios. Tras la tensión inicial, Fabra asumió directamente la negociación. Como había relatado EL MUNDO el pasado verano, Castedo no iba a dimitir mientras Fabra mantuviese a su antiguo enemigo político, José Joaquín Ripoll (también imputado en otra rama de la misma causa judicial), como presidente del Puerto de Alicante.

El 8 de noviembre, tras la imputación del presidente del Puerto de Valencia, desde Presidencia de la Generalitat se filtró que los dos presidentes portuarios serían destituidos. La caída de Ripoll se demoró dos semanas, hasta 22 de noviembre.

Previamente hubo movimientos políticos. A Castedo se le obligó por parte del partido a votar contra su propia continuidad como posible candidata a la reelección por el PP en pleno. O acataba la orden o sería expulsada del partido. Castedo, a regañadientes, votó a favor.

Entre tanto, en las conversaciones con Fabra, la alcaldesa también intentó imponer sus tres condiciones. La primera, que no hubiese«fuego amigo» desde el nuevo equipo municipal, es decir, que no la atacasen públicamente una vez se hubiese marchado, pero sobre todo que no filtrasen papeles «comprometedores» para ella. Tenía el precedente de lo que le ocurrió a Francisco Camps en Valencia cuando abandonó la Generalitat. En segundo lugar, que se respetase a los «enchufados» que ha ido acumulando durante sus seis años de alcaldesa. Y en tercer lugar, que le sucediese en el cargo el edil Juan Seva con el control de las finanzas municipales. Sólo el tiempo dirá si Fabra ha aceptado las dos primeras condiciones. La elección de Valor como sucesor demuestra que en la tercera no ha cedido.

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