El hospital supo hace siete días de la visita del funcionario y el personal indica que todo estaba ayer "como si hubiera pasado Don Limpio"
En el hospital La Fe no faltó ayer ni la alfombra que los empleados del Servicio de Información y Atención al Paciente (SAIP) colocaron por la mañana, «para que los pacientes no se resbalaran por la lluvia del día anterior», y que desapareció cuando el inspector de Trabajo abandonó el centro, tras visitar urgencias para verificar el contenido de la denuncia que UGT presentó hace quince días en la que daba cuenta de la precariedad laboral y falta de medios con la que se trabaja en ese servicio, pieza fundamental de la sanidad.
Sin embargo, entre lo que se vive desde primeros de enero en urgencias de La Fe día a día (con más de una treintena de enfermos casi diarios esperando una habitación durante 24 horas y 48 horas y enfermeras y auxiliares sin dar a basto) y lo que ayer vio el inspector de Trabajo Juan Alegre no había nada en común. Parecían dos mundos diferentes y no faltaron las chanzas de los empleados: «Ni don Limpio», «solo nos faltaba Felipe y Leticia».
La visita de la inspección no pilló a nadie desprevenido porque desde una semana antes se sabía cuándo iba a tener lugar, lo que permitió a la dirección «maquillar» la zona, como anuncióLevante-EMV hace una semana al conocerse que la visita sería el 20 de febrero.
«Ha sido una tomadura de pelo», expresaron varios empleados que indicaron que el inspector rechazó hablar con los trabajadores que se le acercaron para darle una «visión más real» del día a día, con la excusa de que «no quería entrar en anécdotas personales», según respondió a una profesional interesada en contarle cómo trabajaban y que aquella no era la cara habitual de las urgencias, con solo 4 enfermos en Observación, y menos actividad de la que hay en un centro de salud.
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