Por un cúmulo de circunstancias, que tenían que ver sobre todo con las deficiencias y falta de credibilidad de ambos partidos, no lograban subir más. Por tanto, eran un complemento reforzado de PP y PSOE, quizás un socio imprescindible para que formasen gobierno en algunos sitios... pero nada más.
A la búsqueda de un Podemos de derechas
Hasta que llegó Podemos, naturalmente. Este partido no tenía pasado (a los efectos en que no sólo PP y PSOE, sino también IU y UPyD, lo tenían). Logró configurar un discurso, y un escenario de partida, sumamente beneficioso para ellos, canalizando casi todo el voto de muchos ciudadanos que, por diversos motivos, ante todo lo que querían era castigar a PP y PSOE y, si era posible, echarles del poder. Y para ello, necesitaban un partido cuyas expectativas electorales lograran romper, de una vez por todas, la mística del bipartidismo, sustentada sobre el voto útil.
Eso es lo que ha conseguido Podemos en los últimos meses, y de ahí el tsunami electoral y político que estamos viviendo. Pero con un matiz en absoluto menor:aunque Podemos recibe votos de muchos partidos, el núcleo de sus votantes está ubicado en la izquierda y el centro izquierda, es decir: el espacio del PSOE e IU (así como algunos partidos de ámbito local, como el BNG o Compromís). Los exvotantes del PP, en cambio, se iban mayoritariamente a la abstención.
Ese factor constituyó, a lo largo de estos meses, el principal motivo de optimismo del PP: la convicción de que, al final, sus votantes volverían al redil, como habrían vuelto muchos de los que apoyaban tradicionalmente al PSOE, de no haber aparecido Podemos. Hasta que apareció un Podemos... de derechas.
Ciudadanos no es un partido de nueva factura, como Podemos, pero sí que es un partido de reciente aparición, y que ha estado estos años en un discreto segundo plano a nivel nacional; al menos, si lo comparamos con UPyD. De hecho, cuando se produjeron las negociaciones entre ambos partidos con vistas a formalizar una alianza, fue UPyD quien llevaba la voz cantante y fue Rosa Díez quien rompió las negociaciones (que, manifiestamente, nunca le interesaron demasiado)
.GUILLERMO LÓPEZ GARCÍAvalenciaplaza
A la búsqueda de un Podemos de derechas
Hasta que llegó Podemos, naturalmente. Este partido no tenía pasado (a los efectos en que no sólo PP y PSOE, sino también IU y UPyD, lo tenían). Logró configurar un discurso, y un escenario de partida, sumamente beneficioso para ellos, canalizando casi todo el voto de muchos ciudadanos que, por diversos motivos, ante todo lo que querían era castigar a PP y PSOE y, si era posible, echarles del poder. Y para ello, necesitaban un partido cuyas expectativas electorales lograran romper, de una vez por todas, la mística del bipartidismo, sustentada sobre el voto útil.
Eso es lo que ha conseguido Podemos en los últimos meses, y de ahí el tsunami electoral y político que estamos viviendo. Pero con un matiz en absoluto menor:aunque Podemos recibe votos de muchos partidos, el núcleo de sus votantes está ubicado en la izquierda y el centro izquierda, es decir: el espacio del PSOE e IU (así como algunos partidos de ámbito local, como el BNG o Compromís). Los exvotantes del PP, en cambio, se iban mayoritariamente a la abstención.
Ese factor constituyó, a lo largo de estos meses, el principal motivo de optimismo del PP: la convicción de que, al final, sus votantes volverían al redil, como habrían vuelto muchos de los que apoyaban tradicionalmente al PSOE, de no haber aparecido Podemos. Hasta que apareció un Podemos... de derechas.
Ciudadanos no es un partido de nueva factura, como Podemos, pero sí que es un partido de reciente aparición, y que ha estado estos años en un discreto segundo plano a nivel nacional; al menos, si lo comparamos con UPyD. De hecho, cuando se produjeron las negociaciones entre ambos partidos con vistas a formalizar una alianza, fue UPyD quien llevaba la voz cantante y fue Rosa Díez quien rompió las negociaciones (que, manifiestamente, nunca le interesaron demasiado)
.GUILLERMO LÓPEZ GARCÍAvalenciaplaza
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