Las 35 personas de la dirección valenciana de Podemos son una amalgama de funcionarios, profesores de universidad, autónomos o emprendedores a la fuerza y, especialmente, de jóvenes con licenciaturas pero ahogados por la falta de trabajo. Los “becarios precarios”, como los define Jaime Paulino, secretario general de Podemos en Valencia ciudad.
Uno de esos es Ferran Martínez (Valencia,1988). Licenciado en Económicas, desde hace diez años está implicado en varios movimientos estudiantiles de protesta: contra el Plan Bolonia, el aumento de las tasas, los recortes o la LOMCE. Ahora estudia ciencias políticas, intenta generar debate desde La Tuerka valenciana y, para subsistir, reparte pizzas.
Martínez es de los pioneros en Podemos, donde lleva implicado desde enero de 2014, mucho antes del boom de las elecciones europeas. “En Podemos hay un elemento generacional. La crisis la hemos sufrido mucho los que no hemos podido entrar en el mercado de trabajo, pero este proyecto no es una revuelta juvenil sino un proyecto integrador. No estamos sufriendo sólo nosotros”.
“Sí es cierto”, dice Martínez, que en “los inicios de Podemos había mucha gente de mi perfil: “gente formada sin esperanza, sin trabajo, o con un trabajo precario o directamente de mierda”. Cientos de miles de personas de esta generación apoyan a Podemos, que es el partido más votado entre los españoles de 25 a 34 años. Algunos de ellos, como él, forman parte de la dirección valenciana de Podemos.
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