El pacto de Compromís con Equo para presentarse juntos a las elecciones generales fue, desde un principio, algo forzado. Compromís, amalgama de ecosocialistas (Iniciativa del País Valencià) y nacionalistas (Bloc), abría aún más su abanico para dar cabida al proyecto ecologista de López de Uralde.
La coalición, impulsada por Iniciativa, no fue bien visto en parte de la militancia del Bloc, que consideró que Equo restaba coherencia -y quizás votos- al proyecto, que acababa de acceder a Les Corts con el respaldo de más de 175.000 valencianos.
Decepción
En la noche del 20-N, los resultados de Equo a nivel estatal fueron decepcionantes -ningún escaño-, con un 1,92% de votos en Madrid, la circunscripción donde esperaban obtener representación. Para colmo, en la Comunitat Valenciana, Compromís perdió 50.000 apoyos respecto a las autonómicas de mayo, lo que llenó de argumentos a los que pensaban que Equo no era un plus.
Joan Baldoví, acreedor del escaño conseguido por Valencia, pertenece al Bloc, que se encuentra ante el mejor de los escenarios previstos: el único diputado de Compromís es suyo, y Equo carece de fuerza y visibilidad.
Ahora le toca mover ficha a Iniciativa. Antes del 20-N, una parte de su militancia abogaba por integrarse en Equo, donde se sentirían más cómodos. Ahora, Compromís se ha convertido en un caballo ganador y Equo luchará por no morir con vistas a las europeas de 2014.
Joan Ribó, concejal de Compromís en el Ayuntamiento de Valencia, declaraba tras el escrutinio del 20-N: “Hoy hemos puesto los cimientos”. Ahora, Compromís debe decidir cómo será la casa.
Vía: adn
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