Por la noche, cuando pasan los autobuses «vibra hasta la cama»
«Los temblores van a más. Hay más frecuencia y algunos son de mayor intensidad».
«Los temblores van a más. Hay más frecuencia y algunos son de mayor intensidad». En el edificio número 48 de la avenida Barón de Cárcer, los empleados de diversas empresas toman nota de las vibraciones que registran las plantas más altas de esta calle desde hace semanas.
Así lo indicaron los agentes de policía y de bomberos que acudieron a revisar el edificio cuando comenzaron los temblores. Y las trabajadoras que acuden a diario a este bloque lo cumplen a rajatabla. Así, y de forma minuciosa, apuntan en un folio la hora exacta de la vibración, además de añadir un 2 (si se trata de dos temblores muy seguidos) o de especificar si la vibración ha sido floja o fuerte. Sin embargo, nadie ha pasado a recoger los resultados.
«Nos gustaría que aquí también se realizaran mediciones, ya que solo se han hecho en los edificios públicos [Conselleria de Bienestar Social y Servef]. Una vez descubierto el origen, deben actuar de inmediato porque a nadie le hace gracia trabajar en estas condiciones.
Desde la Entidad Mediadora de Adopción Internacional (Adecop) -ubicada en la novena planta del mismo edificio- especifican que ya consideran los temblores «algo habitual de este edificio», algo que siempre han achacado «al paso de los autobuses que circulan a gran velocidad».
«Se mueve hasta la cama»
Ahora bien, si la situación es «preocupante» en aquellos edificios empleados como oficinas, se torna «insostenible» en las plantas más altas de los bloques de residentes. Así lo asegura Dolores, vecina del noveno piso del número 41 de la avenida Barón de Cárcer, tras asegurar que por la noche, cuando pasan los autobuses «vibra hasta la cama». Esta vecina afirma que temblores ha habido «siempre» aunque reconoce que se han intensificado «en las últimas semanas». «Tengo grietas en toda la casa, aparte de los balcones... que están en un estado...», explica la mujer. Y añade: «Como un día se caiga uno de los barrotes del balcón ya veremos a ver, pero ya reformé la casa hace tres años y las grietas aparecen otra vez. Cada vez que hacen un aparcamiento nuevo hay más temblores. Es insoportable».
levante
«Los temblores van a más. Hay más frecuencia y algunos son de mayor intensidad». En el edificio número 48 de la avenida Barón de Cárcer, los empleados de diversas empresas toman nota de las vibraciones que registran las plantas más altas de esta calle desde hace semanas.
Así lo indicaron los agentes de policía y de bomberos que acudieron a revisar el edificio cuando comenzaron los temblores. Y las trabajadoras que acuden a diario a este bloque lo cumplen a rajatabla. Así, y de forma minuciosa, apuntan en un folio la hora exacta de la vibración, además de añadir un 2 (si se trata de dos temblores muy seguidos) o de especificar si la vibración ha sido floja o fuerte. Sin embargo, nadie ha pasado a recoger los resultados.
«Nos gustaría que aquí también se realizaran mediciones, ya que solo se han hecho en los edificios públicos [Conselleria de Bienestar Social y Servef]. Una vez descubierto el origen, deben actuar de inmediato porque a nadie le hace gracia trabajar en estas condiciones.
Desde la Entidad Mediadora de Adopción Internacional (Adecop) -ubicada en la novena planta del mismo edificio- especifican que ya consideran los temblores «algo habitual de este edificio», algo que siempre han achacado «al paso de los autobuses que circulan a gran velocidad».
«Se mueve hasta la cama»
Ahora bien, si la situación es «preocupante» en aquellos edificios empleados como oficinas, se torna «insostenible» en las plantas más altas de los bloques de residentes. Así lo asegura Dolores, vecina del noveno piso del número 41 de la avenida Barón de Cárcer, tras asegurar que por la noche, cuando pasan los autobuses «vibra hasta la cama». Esta vecina afirma que temblores ha habido «siempre» aunque reconoce que se han intensificado «en las últimas semanas». «Tengo grietas en toda la casa, aparte de los balcones... que están en un estado...», explica la mujer. Y añade: «Como un día se caiga uno de los barrotes del balcón ya veremos a ver, pero ya reformé la casa hace tres años y las grietas aparecen otra vez. Cada vez que hacen un aparcamiento nuevo hay más temblores. Es insoportable».
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