Dos amigos de José María Aznar vieron hundirse Bankia desde su presidencia: Miguel Blesa y Rodrigo Rato. Y un exministro suyo, Mariano Rajoy, la nacionalizó y reflotó con 23.000 millones. Hoy, un hijo del expresidente Aznar, José María Aznar Botella, hace caja a través de una firma (Haya) con los activos tóxicos de Bankia merced a un contrato con dicho banco: le ha facturado 39,3 millones en su primer año de existencia como comisión, con 4,4 millones de beneficio. Y todo ello para un fondo buitre estadounidense, Cerberus, que dirigen al menos dos ex altos cargos -el exvicepresidente Don Quayle y el exsecretrario del Tesoro, John Snow- de George W. Bush, amigo de Aznar senior. El círculo se cierra.
La génesis de tal ganancia sigue la siguiente cronología.
El 28 mayo de 2013 se crea Promontoria Plataforma. En agosto se rebautiza como Haya Real Estate, que preside Juan Hoyos, casualmente también amigo y compañero de colegio, como Blesa, de Aznar senior. Y en ella figura como consejero el primogénito de Aznar desde octubre de 2013, al mes de conseguirse el contrato con Bankia.
El 3 de septiembre de 2013, firma un contrato de adquisición al Grupo Bankia “del negocio de gestión de determinados activos inmobiliarios y préstamos a empresas del sector inmobiliario (crédito promotor) que son propiedad del Grupo Bankia y de la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (SAREB), estos últimos gestionados hasta la fecha de combinación de negocios por el Grupo Bankia”, según explica la propia empresa. El ganador de tal contrato era una empresa con un capital ridículo: 3.000 euros. Y tras garantizarse tan ambicioso proyecto, en octubre de 2013, Cerberus, a través de Promontoria Holding 62, socio único ubicado en Holanda, amplió el capital 833.000 acciones con valor de un euro y una prima de emisión de nueve euros. En total inyectó 8,3 millones.
Haya, con el macrocontrato con Bankia en el bolsillo, ya le merecía la pena a Cerberus: ya podía permitirse superar los 3.000 euros iniciales. Haya admite tal incongruencia al admitir que la ampliación de capital ha sido "realizada con la finalidad de fortalecer la estructura patrimonial de la sociedad y dotarla de mayor equilibrio patrimonial". En suma, Bankia contrató con una firma débil que quedó desequilibrada tras lograr tan ambicioso negocio.
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