Hoy hace 35 años de los asesinatos de Atocha, no puedo dejar de recordarlo pues, además de conocer a alguno de los masacrados, cada vez que pienso e ellos y en la justicia veo que sigue igual.
Cinco asesinados en el despacho laboralista: Serafín Holgado, Ángel Rodríguez, Enrique Valdevira, Francisco Sauquillo y Luis Benavides. cuatro heridos gravemente: Miguel Sarabia Alejandro Ruiz-Huertas, Luis Ramos y Dolores González.
Todos ellos defendiendo a trabajadores, todos del Partido Comunista y vinculados a Comisiones Obreras. Los asesinos relacionados estrechamente con Fuerza Nueva y con el Sindicato Vertical (uno de los asesinos sobrino de la secretaria de Blas Piñar).
Dolores González quedó malherida y nunca se ha recuperado, pero el daño psicológico fue lo peor, su marido era uno de los asesinados, Francisco Sauquillo, pero aquí no acaba la cosa, unos años antes la policía franquista asesinó a su novio, Enrique Ruano, después de torturarle por pegar y repartir pasquines "subversivos", y para tapar rastros de tortura lo tiraron por una ventana y se inventaron una falsa carta de suicidio (demostrado que es falsa) la cual la presentó a la prensa ¿quién? pues nada menos que este fascista que se acaba de enterrar con honores, si Fraga, entonces ministro de desinformación. Ahora con gaitas en su entierro celebrado en Santiago por todo lo alto.
Los ataques no acabaron aquí, pues aunque la policía estuvo activa y detuvo a todos los directamente implicados, los asesinos y al grupo de apoyo directo (por ejemplo un tal Francisco Albadalejo, condenado a 73 años y vinculado a FE de las JONS, igualito que los denunciantes de Baltasar Garzón), en cambio el Juez Gómez Chaparro no permitió investigar si habían una trama de más alto nivel (los asesinos buscaban a un lider sindical de una huelga de transportes recién finalizada) o incluso, si estaba implicados los Servicios Secretos, denegando la realización de un montón de pruebas.
No solamente esto, antes del juicio concedió un permiso penitenciario, contra toda razón y lógica, al imputado y luego condenado en rebeldía, Lerdo de Tejada (justamente el sobrino citado) y éste claro, se fugo y hasta hoy.
Y unos doce años más tarde y en contra de los informes penitenciarios, otro juez concedió permiso a otro condenado, García Juliá, que aprovecho ¿cómo no? para fugarse. Al menos este está actualmente detenido por narcotraficante en Bolivia y pendiente de extradición.
Y hoy justamente, a los 35 años, comienza el juicio contra Baltasar Garzón, por intentar investigar mínimamente, o no dejar caer en el olvido, crímenes franquistas.
El fascismo continúa rampante y aparentemente no utiliza la fuerza por la sencilla razón de ¿PARA QUÉ LA NECESITAN?. Sendo Klein
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